Tuesday, December 12, 2006

SALAS DE ESPECTACULOS

Hemos hecho mención al viejo Teatro Galán, destruido por un incendio en 1882. Al respecto, Silvestre Mahuzier escribió hace varios años que "en él se dieron las primeras películas sín letreros o leyendas; había alguien que iba relatando cada escena y una de estas películas fue "Genoveva de Brabante". Allí se hizo el primer ensayo de cine parlante, quedando las maquinarias guardadas en poder de Oscar Nachbauer". Más tarde, se destinaron otras salas para el cine.

El Biógrafo Penquista, en Barros Arana entre Lincoyán y Rengo, que después se transformaría en Salón de Patinar, de Gottelli. El Teatro Edén, donde actualmente está el Banco del Trabajo; y como información diremos que, fuera de las funciones de cine, el famoso astrónomo francés, el conde de Montessus de Balore, contratado por el gobierno de Chile, dictó allí una interesante confer encia sobre sismolog&icute;a.

En Maipú entre Aníbal Pinto y Colo Colo funcionó el Teatro Chile, en el que actuaron algunas compañías de comedia de segunda categoría, y luego se instaló un ring para boxeo donde tuvimos oportunidad de ver pelear a Pablo Suárez, Kid Garret, Quijada y otros.

En la esquina de San Martín y Serrano, se instaló un cine de barrio que funcionó durante varios años, el Teatro San Martín. El Teatro Central, ubicado donde ahora se encuentra el nuevo teatro de la Universidad de Concepción, fue construido por una sociedad encabezada por Gregorio Burgos.

El Colegio de los Sagrados Corazones tuvo su magnífico salón de actos en el sitio donde está ubicada la Ilustre Municipalidad, salón altamente prestigiado por los espectáculos que allí se presentaban.

Entre las conferencias, recordemos las dictadas por los padres Antonio Castro, Gonzalo Azcona y Damián Symon; también la actuación de la Orquesta Santa Cecilia que dirigió el gran músico, padre Bruno Wustemberg, y donde, en más de una ocasión, actuó como solista Emita Ortiz, y al piano, el destacado abogado, intelectual y concertista, nuestro dilecto amigo Esteban Iturra Pacheco.

En 1918, don Tomás Franzetti hizo construir el Cine Mundial, en Maipú entre Castellón y Tucapel, que tuvo una vida efímera e intrascendente. La Sociedad de Empleados de Comercio tuvo en el segundo piso de su antiguo local, al lado del Banco Nacional del Trabajo, un simpático salón denominado Pathé Cinema, que inició su funcionamiento en 1921 con el único objetivo de reunir fondos para financiar el mausoleo de la institución. Una vez terminada la construcción de éste, la sala de cine se cerró y fue convertida en salón de billares de la misma entidad, hasta su demolición y traslado a su nuevo y moderno local.

En 1921, por encargo de don Fortunato Culaciatti, don Cayo Pandolfi -destacado ingeniero y ex decano de la Facultad de Ingeniería de nuestra Universidad-, edificó el Teatro Rialto, en Aníbal Pinto entre Barros Arana y Freire, en los altos del cual funcionó durante varios años el Círculo Francés, hasta el sismo de 1939 que destruyó totalmente el edificio. Era una sala acogedora, sobria y elegante que, además de platea alta y baja, tenía también palcos.

En Lautaro entre Freire y Maipú, donde estuvo la Fábrica de Escobillas de Wilkendorf, hubo, en 1923, un pequeño cine de barrio de corta vida. Por último, mencionaremos una que funcionó en Maipú esquina Lautaro y el Teatro Ferroviario, en Prat al costado de la Estación de Ferrocarriles. No hablaremos de las nuevas por ser de todos conocidas: Regina, Cervantes, Romano, Roxy, Explanade, etc.

De entre los artistas de las viejas películas mudas de principios de siglo podemos mencionar a la Bertini, italiana; la Robine, francesa; Max Linder, Sánchez, Chaplin y otros. Como se trataba de películas mudas, en los cines de barrio el espectáculo era amenizado por un pianista que, durante el desarrollo de la función, tocaba los aires de moda de la época. En las salas del centro hubo orquestas de cuatro o seis maestros que, en esa forma, le daban vida y animación a la película que se desarrollaba lentamente en el "ecrán".

Entre algunas viejas cintas, recordemos "Las Siete Perlas", "Ben-Hur", "Hacia Israel", "La Pasión de Cristo", "Los Miserables" y otras que se nos pierden en el lejano tiempo de nuestra juventud.

Así, la vida provinciana, tranquila y apacible, se deslizaba, a pesar de todo, poseyendo uno de los mejores teatros de Chile y numerosas salas menores donde se exhibían películas de gran importancia; hasta que llegaron los nuevos adelantos del cine parlante, el sonido estereofónico, las amplias pantallas panorámicas y los filmes en colores.

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